lunes, 9 de noviembre de 2015

Jorge Caballero en la Cátedra Cinemateca 2015 conversando sobre el documental interactivo.





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Jorge Caballero Ramos

¿Estamos delante de una nueva revolución audiovisual? Muchos investigadores opinan que si, que después de ese lejano 28 de diciembre de 1895, el cine ha cambiado mucho pero que en esencia sigue siendo el mismo: Unas imágenes que cuentan una historia en una pantalla y un público que las recibe y procesa en silencio.

Ahora estamos a las puertas de algo diferente, inmersos en la transición entre lo analógico y lo digital con una serie de necesidades que cuestionan el modelo clásico de creación y producción audiovisual, en un entorno donde se hace imprescindible enseñar y conocer mejor la tecnología, asumiendo modelos de educación mediática, donde la cooperación es la base de la educación.

En este nuevo contexto de la comunicación se rompe el paradigma del autor y el espectador, la barrera que dividía esos dos mundos esta desapareciendo; el antiguo emirec (emisor-receptor), ha dado paso al prosumer (producto-consumidor) que significa precisamente una participación activa en la elaboración de ese contenido. El “autor” es un término que hay que reevaluar y empieza a prevalecer el sentido de la coautoría o de obras en colaboración. Se hace imprescindible pensar en como incentivar y promover esas coautorías, como hacer participar a la audiencia en la elaboración de ese contenido, con qué medios y sobretodo con que criterio. Al estar inmersos en un bombardeo constante y masivo de información resulta imprescindible disponer de herramientas que nos ayuden a  formar ese criterio, saber discernir entre lo esencial de lo accesorio.  

La cultura participativa, propone una enorme ventana de conocimiento mediante el intercambio activo de los usuarios de una comunidad, a través de la individualización del aprendizaje, la equidad con el que ofrece conocimientos y sobretodo por la valía del trabajo en equipo, pero también propone un compromiso cívico/ciudadano a través de la consciencia formada con criterio y rigor. Ahora estamos entendiendo que el nuevo cine no es solo una manera de hacer sino también de ser.

Y por último estamos también en el orígen de los nuevos modelos de negocio acordes a las nuevas maneras de entender la comunicación. El hecho que la industria cinematográfica mundial este en un momento clave, de mucho cambio, sumado a una crisis económica impulsará un nuevo clima para pensar nuevos modelos en la red.

Un dato en lo que llevamos de 2012, según cifras del Instituto de Cine Español, el número de rodajes se ha disminuido a más de la mitad  y la política de las televisiones privadas es restringir su producción de largometrajes y la prioridad de las publicas es sobrevivir con lo mínimo, algo similar pasa en cinematografías más consolidadas como la de Estados Unidos, donde el número de espectadores ha sido el más bajo en 16 años y la venta de DVD continua decreciendo. En este panorama se espera que haya un revulsivo que propicie la generación de contenidos digitales y genere nuevas formas de financiar contenido de la red, el ejemplo claro de esto es el crowdfunding que en pocos años se ha logrado consolidar como una opción para la producción colaborativa de obras de interés cultural que no tienen acceso a los caducos sistemas de financiación tradicional.

 
Jorge Caballero en la Cátedra Cinemateca 2015.

  
Ahora es el momento de apostar por nuevos modelos, así como iTunes se volvió en el negocio musical más grande del planeta, iniciativas como la de Google, Youtube, Amazon, Verizon, Redbox, etc… que planean migrar todo su contenido a plataformas streaming de pago para la visualización de contenidos, será en pocos años la opción principal de los espectadores para el consumo de audiovisual.

El mundo que nos propone las nuevas tecnologías está basado en la participación e interactividad, lo que conlleva a una configuración no lineal de las narraciones, osea a entender que los relatos y la manera de comunicarnos necesitan de nuestra participación activa. Para esto se necesita primero formar a más narradores transmediaticos, interactivos, capaces de entender esa forma de comunicación, mucho más cercana al videojuego y por otra parte aprender a leer esas nuevas maneras no lineales de los relatos, sentir que aunque no haya una estructura clásica en el discurso, igual podemos estar inmersos en la experiencia. Las nuevas maneras de narrar se están difundiendo cada vez más, ahora hablamos de documental interactivo, ficción interactiva, publicidad interactiva… estas nuevas maneras de hacer requieren metodologías y conocimientos concretos que deben ser prioritarios en una sociedad enteramente digital.




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