Presentado por:
Adriana Camelo*
* Abogada, Máster en Asuntos Internacionales de la Universidad Externado
de Colombia, experta en derechos de los pueblos indígenas; cinéfila y fotógrafa
aficionada. Actualmente asesora la Dirección General de Parques Nacionales
Naturales en el relacionamiento con los pueblos y comunidades indígenas allí
asentadas.
País de los pueblos sin dueño // Mauricio Acosta // Colombia // 2008 Fuente: |
Con el propósito
de plantear la pertinencia de una mirada al cine y video indígena colombiano
como una herramienta para la comprensión de la lucha indígena en el conflicto
por la tierra en Colombia, y específicamente en el departamento del Cauca,
escenario importante para el movimiento indígena en el país, a continuación se
revisarán características propias de dos documentales de la última década,
producidos por las propias comunidades organizadas en el marco de sus proyectos
de comunicación, a saber: Somos
alzados en bastones de mando y País
de los pueblos sin dueño. Vistos en contraste con el más reciente
documental sobre el tema, producido por Discovery Channel con el apoyo de Señal
Colombia y el Ministerio de las TIC, denominado Guardía Indígena, guerreros de paz.
Sin duda, las
diferencias y similitudes en el enfoque sobre un mismo tema resultan relevantes
para la comprensión de estos pueblos desde la perspectiva indígena y la no
indígena. Cabe anotar que sólo a partir de la década de los 90, y gracias al
trabajo de “transferencia de medios” de realizadores como Marta Rodríguez[1], es que el cine empezó a ser un medio de
expresión desde las propias comunidades. Se plantea entonces una nueva relación entre
un sector del mundo indígena y el cine, de manera que, “lo que capta la cámara no refleja ya una mirada puramente exterior”[2]
y se da inicio a un proceso de apropiación cultural de lo audiovisual, un punto
de encuentro entre la tradición y la modernidad[3].
Hay que añadir
que el video se convirtió, desde los años 90, en una ventana significativa
hacia la visibilización de las luchas sociales indígenas. Organizaciones como
el CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca)[4]
concibieron desde sus inicios en la década del 70, “la idea de asociar los medios de comunicación al proceso de
construcción organizativa y de desarrollo de las comunidades de la región”[5].
Y fue en el seno
del programa denominado Tejido de
Comunicación, de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca -
ACIN[6], que se
gestaron las dos producciones documentales escogidas para este análisis. Cabe
anotar que el Tejido de Comunicación
fue creado en 2005 como resultado de la Escuela de Comunicación que formó
jóvenes indígenas entre 1999 y 2002 en el Municipio de Jambaló.
En ese contexto,
ACIN produjo, entre otras, Somos alzados
en bastones de mando (2006) y País de
los pueblos sin dueño (2008).
Somos alzados en bastones de mando[7] fue realizada
durante la Cumbre Nacional Itinerante de
mayo de 2006 que tuvo lugar en el Resguardo La María, de Piendamó, Cauca. Allí
los pueblos indígenas exigieron un referendo nacional sobre el TLC con EEUU y
el cumplimiento de los acuerdos anteriores sobre restitución de tierras. En
2006 se presentó durante el Cuarto Festival Internacional de Documental en
Madrid, participó en el Tercer Festival Latinoamericano de Cine y Video sobre
Medio Ambiente y Derechos Humanos de 2008 en Bogotá, y fue merecedor de mención
especial en el Sexto Festival Internacional de Cine de Monterrey en 2010[8].
País de los pueblos sin dueño[9] sigue el paso de
la Minga Social y Comunitaria de 2008 que marchó hacia Bogotá en protesta
contra las políticas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Esta película fue presentada
durante la Novena Muestra Audiovisual de los Pueblos Indígenas de España en
2010, además de circular en la Coordinadora Latinoamericana de Cine y
Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI)[10].
En estos dos
documentales son visibles características significativas del cine indígena
asociado al tema territorial. Cada uno de ellos muestra episodios recientes en
la larga historia de la lucha por la recuperación de tierras por parte de los
indígenas del Cauca a través de Mingas, entendidas estas como las asambleas y
movilizaciones de resistencia propias de estos pueblos.
Los dos momentos
narrados por las películas en mención, son representativos del movimiento
indígena del Cauca, que propone un camino hacia la paz a través de la
resistencia civil, de la mano de la Guardia indígena. Este es un colectivo
conformado por la sociedad civil indígena de la región, que armados nada más de bastones y un claro
mensaje político, propugnan por la defensa del territorio y su pervivencia
física y cultural[11].
Los denominados
bastones de mando de la Guardia Indígena son manifiestos de la autoridad
territorial en el Cauca, y su relevancia es tal, que se han convertido en
co-protagonistas de los documentales y parte del título en uno de ellos. Hace
alusión a la consigna de la resistencia civil institucionalizada de estos
pueblos que se autorreconocen como alzados en bastones de mando, en oposición a
los grupos subversivos alzados en armas.
La resistencia
colectiva en estos dos momentos durante la década del 2000 se ve marcada por el
enfrentamiento con la fuerza pública, el saldo de víctimas de la comunidad
(muertos y heridos), el bloqueo de vías como mecanismo de presión y el
intercambio de indígenas capturados por soldados retenidos por la Guardia
Indígena.
Además del tono
reivindicativo de derechos que es evidente en el contenido mismo de las
imágenes, los documentales están cargados de textos a través de manifiestos,
citas y memorias a sus compañeros caídos. Estas declaraciones introductorias,
de cierre y durante las películas, no sólo son un postulado de sus principios,
sino que representan la fuerza de la palabra entre ellos mismos como ente
colectivo.
Esta es pues
otra característica propia del par de documentales propuestos, que evidencia el
carácter de lo que los indígenas pretenden comunicar sobre ellos mismos. Por
ejemplo, en País de los pueblos sin dueño
se hace una cita textual del activista uruguayo Raúl Zibechi, de lo que
significa una Minga, palabra de origen quechua: Minga es el modo en que los
de abajo han decidido concertar la palabra y convertirla en camino.
Cabe afirmar que
las producciones audiovisuales que tienen origen en las organizaciones
indígenas gozan de una doble dimensión comunicativa esencialmente política. La
primera, doméstica, consistente en la difusión al interior de los pueblos a
través de videoforos en las diferentes asambleas y procesos de participación
comunitaria[12];
y la segunda, hacia afuera, no sólo en festivales de cine y video indígena y de
derechos humanos, sino con un propósito divulgativo abierto en Internet, que
permite a los pueblos organizados ser la voz y la imagen de ellos mismos, sin
intermediarios[13].
Al respecto, un
común denominador es también la crítica a los medios masivos de comunicación.
Fragmentos de los noticieros e intervenciones oficiales de gobierno hacen parte
de los relatos, que contrastados con las imágenes en el lugar de los hechos, dan
cuenta por sí mismas de la parcialidad y oportunismo mediático cuando de la
lucha social se trata. Es preciso entonces destacar la eficacia de la versión
de los pueblos en imágenes captadas por sus lentes y su propagación a través de
Internet por medios alternativos nacidos en las comunidades. Eficacia entendida
como la capacidad política de unas imágenes que representan la versión de los
pueblos frente a la lucha por sus derechos, y que ya no son materia exclusiva
de los medios de comunicación.
Puede decirse
también que esa eficaz capacidad política de las imágenes producidas por las
organizaciones indígenas también se traduce en un valor estético propio, en
tanto representa una forma particular de relatar la coherencia en el discurso
del movimiento indígena con las dinámicas socioculturales que supone la lucha
por sus derechos. La estrecha relación entre comunicación, espiritualidad y
política que propugnan los realizadores indígenas hace que este par de
documentales sean representativos de aspectos propios de la gobernabilidad de
su organización política y social. Allí se hacen evidentes la capacidad de sus
líderes en la movilización, las masivas Asambleas participativas, el respeto
por las tradiciones y el rol de cada individuo dentro de la colectividad.
Y es ciertamente
gracias a ese mayor valor político y estético de la lucha indígena en el Cauca y
su importancia para el cine y video indígena colombiano, que una de las
propuestas ganadoras de la convocatoria First
Time Filmmakers de Discovery Channel, se desarrolla con ocasión de la «Minga de resistencia por la autonomía y
armonía territorial y por el cese de la guerra» organizada por el CRIC en
julio y agosto de 2012 en ese departamento. Es así como se produce el
documental Guardia indígena, guerreros de
paz (2013), con el apoyo de Señal Colombia y el Ministerio de las TIC.
De entrada, el
contraste entre la producción de este documental y los realizados por ACIN
plantea un interesante análisis desde cada una de esas miradas. Las intenciones
y las tensiones propias de las reivindicaciones indígenas son vistas y
producidas de diferente manera, tratándose de las propias comunidades a cargo o
de un equipo de trabajo no indígena que relata desde afuera y con el apoyo
estatal una realidad local. Si bien es una propuesta originada en una casa de
realizadores independientes como Más Comunicaciones, se trata de la
convocatoria de un canal internacional con el apoyo de un canal público
nacional que obliga a cumplir ciertos estándares de producción, además del
mensaje oficial que debe atender el apoyo gubernamental.
Guardia indígena, guerreros de paz (2013) documenta con voz en off y entre
imágenes de archivo de los noticieros y de los mismos documentales indígenas
objeto de análisis, varios episodios en los que nuevamente se enfrenta la
Guardia Indígena con la fuerza pública.
Por una parte,
hace referencia a los hechos ocurridos en julio de 2012 durante el desalojo por
parte de la Guardia Indígena de los militares que custodiaban antenas de
comunicación ubicadas en el Cerro Berlín, en zona rural del Municipio de
Toribío, Cauca. Esta montaña es considerado por el pueblo indígena nasa un
lugar sagrado[14],
donde no está permitida la presencia de ninguna fuerza armada, legal o ilegal.
Con toda seguridad, un alto porcentaje de los colombianos recuerda este
acontecimiento gracias al despliegue mediático del que fue objeto este
desalojo.
A su vez, los
medios alternativos de las organizaciones indígenas fueron eficaces a la hora
de contrastar las versiones oficiales
del Ejército Nacional y de sectores opositores a la lucha indígena, frente a lo
que en medios masivos de comunicación se había presentado. Recuerden la imagen
de un miembro del Ejército en llanto que le dio la vuelta al mundo.
Al respecto,
nótese cómo en País de los pueblos sin
dueño, durante los
enfrentamientos con la fuerza pública, y gracias al registro que los propios
indígenas hicieron de los desmanes de miembros de la Policía Nacional y el
Ejército[15],
fue posible desmentir versiones de la misma fuerza pública que negaba las
agresiones armadas contra la población civil e incluso insinuaba agresiones
entre los mismos indígenas[16].
También en Guardia indígena, guerreros de paz se recogen
las versiones tanto de los líderes indígenas como del Ejército frente a lo
sucedido durante la toma de Cerro Berlín, incluido el mismo Sargento de la famosa
imagen antes mencionada, que como evidencia el documental, ni era un soldado ni
mucho menos estaba indefenso. Sin duda, la presencia de equipos audiovisuales
en este tipo de sucesos, se ha convertido en un freno a los abusos de
autoridad. En su momento, muchos se preguntaron si los militares con un fusil
en la mano habrían soportado tal presión de la Guardia Indígena de no haberse
encontrado expuestos por cámaras fotográficas y de video.
Por supuesto el
documental atiende el propio título y resalta la labor de la Guardia Indígena,
galardonada en 2004 con el Premio Nacional de Paz, por representar un mecanismo
de gobernanza para el mantenimiento del orden y la defensa del territorio. Y
así lo señala uno de los líderes entrevistados en el documental, “defender del territorio es un hecho de paz”.
Nuestra voz de tierra, memoria y futuro (Rodríguez & Silva, 1976-1981) Fuente: http://www.patrimoniofilmico.org.co/anterior/noticias/181a.htm |
“Cabe anotar que sólo a partir de la década de los 90,
y gracias al trabajo de “transferencia de medios” de realizadores como
Marta Rodríguez, es que el cine empezó a ser un
medio de expresión desde las propias comunidades.”
Adicionalmente,
y como parte del movimiento rural que se viene gestando en el país y del que se
sienten parte los pueblos indígenas del Norte del Cauca, el documental reseña
el Paro Nacional Cafetero que tuvo lugar en febrero de 2013, y la toma de la
Vía Panamericana por parte de los pueblos indígenas del Cauca. De nuevo, se incluyen testimonios del
Comandante de la Policía del Cauca y apartes de un noticiero independiente.
En este punto
cabe resaltar la diferencia que en lo narrativo se hace evidente frente a los
dos documentales producidos por ACIN. La producción de Discovery Channel
resalta fundamentalmente tres líderes indígenas del Cauca, a saber: Feliciano
Valencia, Luis Acosta y Aída Quilcué, quienes ostentan el título de Maestros de
la Sabiduría entre sus comunidades. Por su parte, en Somos alzados en bastones de mando como y País de los pueblos sin dueño, los líderes son protagonistas en el
específico contexto de cada uno de los documentales y en cumplimiento de su rol
frente a la comunidad. La entrevista es una herramienta usada dentro de los
mismos acontecimientos.
Al mismo tiempo,
en el reconocimiento del esfuerzo comunitario de la Guardia Indígena, la
producción de 2013 relata la labor de Yeiner Ulcué, un joven indígena en
proceso de formación y su andar entre la Escuela de la Guardia Indígena y su
labor de custodio y en los episodios que se narran durante el documental. En
ese sentido, los documentales de ACIN dan muestra del sentido colectivo de la
Guardia Indígena, resaltando la labor no de uno sino de todos sus miembros,
entendidos como uno solo ente. Así mismo, en este par de documentales es
constante la referencia al bastón de mando de manera simbólica, resaltando su
importancia desde su elaboración por parte de cada miembro de la Guardia
Indígena, en tanto representa un esfuerzo personal a favor de la comunidad.
Desde un enfoque
político, es clara la diferencia en el tono reivindicativo de la narración de
los documentales realizados por ACIN con el tono institucional del documental
realizado por Discovery Channel en 2013. Como ya se anotó antes, este último presenta
mediante entrevistas, y no sólo a través de los apartes de noticias y de declaraciones
oficiales, la versión tanto de indígenas como de los miembros de gobierno y
fuerza pública, intentando dar un equilibrio en perspectiva de una y otra
posición frente a determinados hechos.
Esta diferencia
en el nivel narrativo tiene que ver con la ya mencionada doble dimensión
comunicativa y esencialmente política de la que gozan las producciones
indígenas, que dan cuenta de un propósito tanto al interior de las comunidades
como hacia fuera de ellas. Por su parte, dadas las exigencias del formato, en
el documental de 2013 es evidente que su nivel narrativo va de la mano del
técnico. Claramente desde la pre-producción se ha definido un guión, donde la
voz en off resulta fundamental para el contexto de las imágenes que requiere el
espectador nacional y latinoamericano al que va dirigido; un público no
indígena al que se le quiere contar quiénes son estos guerreros armados sólo de
bastones.
No quiere decir
esto que en las producciones indígenas no haya una relación entre lo técnico y
lo narrativo[17],
sino que dadas las circunstancias de estas producciones in situ de las
movilizaciones y mingas que determinan el registro, no se podría hablar un plan
de rodaje en estricto sentido, sin perjuicio del plan de trabajo trazado por
los realizadores y la labor de edición que por supuesto observa cierta
rigurosidad técnica en la posproducción.
Y es en razón del
público al que se dirigen estas películas que se manifiesta otra diferencia
fundamental. Aunque en Somos alzados en
bastones de mando y País de los pueblos
sin dueño se pone en contexto el espacio y tiempo en el que suceden, no son
tan minuciosos y explicativos como en el documental de 2013, pensado para un público
más amplio: espectadores de televisión pública y por suscripción en Colombia y Latinoamérica.
Guardia Indígena, guerreros de paz se dirige sobre
todo a un público masivo no indígena, que muy seguramente poco o nada conoce de
estas dinámicas, y se propone contar la historia de este movimiento de la
sociedad civil no armada. En este sentido, es de resaltar que de las cinco
propuestas seleccionadas para la realización de los documentales en Colombia
por Discovery Channel, dos tienen un contenido étnico[18].
En cuanto a las películas
de producción indígena, puede decirse que el público es particularísimo en lo
que a las propias comunidades se refiere, en tanto no son meros espectadores
sino que al hacer parte de la producción misma y no sólo como protagonistas, se
convierten en tomadores de decisiones[19]. Por su
parte, el público no indígena de estas producciones es más bien especializado y
particularmente interesado en temas indígenas, y esto se hace evidente en las
Muestras y Festivales de este tipo de películas.
En todo caso,
para uno y otro espectador, las películas realizadas por colectivos indígenas tienen
además de propósitos de difusión, uno muy importante de preservación de la
memoria de los pueblos indígenas sobre sus luchas como movimiento social. Como
se dijera en la introducción de uno de los Encuentros de Saberes del Daupará
2013[20]: “El cine indígena es más que una obra de
arte, es una estrategia de comunicación”
Por último, y
como ya se mencionó unos párrafos antes, esta película echa mano de
imágenes de las mismas organizaciones
indígenas en sus producciones. Al ser evidentes apartes de documentales como Somos alzados en bastones de mando,
podría decirse que son las producciones indígenas quienes mejor proveen
información sobre el acontecer de sus luchas, por encima de los noticieros
nacionales o regionales, que en numerosas ocasiones no cuentan con el acceso al
lugar en el momento de la movilización, ni registran todo aquello que sucede al
interior de las comunidades y del movimiento indígena como hecho político.
Sin duda, quedan
en el tintero elementos por revisar en cada una de estas producciones, sobre
todo en la relación comparativa trazada desde el inicio del texto, por lo que
más que una conclusión, valdría la pena dejar abierto un debate alrededor de
una apuesta por la promoción del respeto por la diferencia y la visibilización
de un país multicultural, a partir de la comprensión del cine y video indígena
como herramienta socializadora de una lucha social.
[1] Se puede mencionar como antecedente el trabajo que Marta Rodríguez
y Jorge Silva realizaron en 1980 a solicitud del CRIC (Consejo Regional
Indígena del Cauca). Se trata del documental La voz de los sobrevivientes, el cual contó por primera vez con la
activa participación de los indígenas en la producción. Este documental
serviría de testimonio ante el Tribunal Russel de Holanda de las violaciones de
DDHH ocurridas en la región durante el gobierno de Julio César Turbay
(1978-1982). En: Mateus, Angélica: El
indígena en el cine y el audiovisual colombianos: imágenes y conflictos,
Bogotá: La Carreta Editores E.U., 2013, p. 97
[2] Mateus, Angélica, p. 98.
[3] Ídem, p. 97.
[4] El CRIC forma parte de la Organización Nacional Indígena de
Colombia (ONIC), que en 1982 confederó a
varias de las organizaciones regionales y locales.
[5] Mateus, Angélica, p. 119.
[6] ACIN forma parte del CRIC, el cual está conformado por asociaciones
de cabildos. El cabildo es la figura de autoridad de origen colonial que supone
el régimen comunal de los resguardos de tierras y el gobierno propio. En: Sánchez
Gutiérrez, Enrique; Molina Echeverri, Hernán (Comp): Documentos para la historia del movimiento indígena colombiano
contemporáneo, Bogotá: Biblioteca básica de los pueblos indígenas de
Colombia. Ministerio de Cultura, 2010, Tomo I
[7] Disponible en Internet: http://www.youtube.com/watch?v=sNaXDvDgLzk
[8] Mateus, Angélica, p. 124.
[9] Disponible en Internet: http://www.youtube.com/watch?v=REeyPEGYAWM
[10] Mateus, Angélica, p. 124.
[11]La Guardia Indígena se
concibe como organismo ancestral propio y como un instrumento de resistencia,
unidad y autonomía en defensa del territorio y del plan de vida de las
comunidades indígenas. No es una estructura policial, sino un mecanismo
humanitario y de resistencia civil. Busca proteger y difundir su cultura
ancestral y el ejercicio de derecho propio. Deriva su mandato de las propias
asambleas, por lo que depende directamente de las autoridades indígenas. Surge
para defenderse de todos los actores que agreden sus pueblos, pero solamente se
defienden con su “chonta” o bastón de mando, lo cual le imprime un valor
simbólico a la guardia. En Internet: http://www.cric-colombia.org/portal/guardia-indigena/.
Consultada el 4 de noviembre de 2013.
[12] Mateus, Angélica, p. 124.
[13] Al respecto señala el Cuaderno de Cine Colombiano # 17A: La red internet representa una nueva
alternativa que permite a las organizaciones indígenas establecer un contacto
directo e inmediato con otros movimientos sociales del país, así como con la
comunidad internacional.
[14] Los Sitios naturales sagrados son espacios de especial valor espiritual
para los pueblos y comunidades. Áreas de agua o tierra donde la naturaleza se
conecta con el universo superior y la memoria colectiva o individual se unen en
formas significativas. En: Sitios Naturales Sagrados, UICN (2008)
[15] Ver minuto 16:00. En Internet: http://www.youtube.com/watch?v=REeyPEGYAWM
[16] Ver minuto 19:25, Ídem
[17] Señala Rosaura Villanueva de Cinemiga: “cuando a nivel cinematográfico se habla de formar un público se
refieren a lo técnico, desde la mirada indígena se habla de formación en el
ámbito espiritual, apropiación y posición política de las comunidades.”.
Encuentro de Saberes de la 5a Muestra de Cine y Video Indígena en Colombia,
Daupará 2013, realizada en Bogotá del 14 al 17 de noviembre.
[18] Además de Guardia Indígena,
guerreros de paz, también fue seleccionado y producido en este formato: WEJYA, vientos de resistencia,
documental que relata la historia de dos niños y un maestro que sueñan con ser
parte de la Orquesta Caucana de Vientos y su proceso en una comunidad guambiana
en el Departamento del Cauca.
[19]Al respecto, Rosaura Villanueva de Cineminga, denomina a las
comunidades indígenas como público de
primera línea, en tanto los realizadores deben contar con la aprobación de
la comunidad sobre los registros. Es la comunidad que revisa y aprueba, muchas
veces en Asambleas, lo que debe mostrarse y cómo mostrarse por parte de los
realizadores. En este sentido, hay una doble relación entre la comunidad y los
realizadores audiovisuales. Notas personales de la conferencia hecha por
Rosaura Villanueva durante el Encuentro de Saberes del 16 de noviembre en la
Cinemateca Distrital en el marco de la 5a Muestra de Cine y Video Indígena en
Colombia, Daupará 2013, realizada en Bogotá del 14 al 17 de noviembre.
[20] 5a Muestra de Cine y Video Indígena en Colombia, realizada en
Bogotá del 14 al 17 de noviembre de 2013.
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